sábado, 12 de febrero de 2011

Cambios

Resulta sorprendente lo sucedido en las últimas semanas, fundamentalmente en Egipto. Estructuras inmutables y aparentemente indestructibles se vienen abajo. En las últimas décadas asistimos a sucesos que nadie hubiera previsto incluso meses antes aunque luego los oportunistas vean aquello como algo lógico que tenía que pasar (recomiendo el magnífico blog de Jordi Pérez para seguir el proceso y Barcepundit para leer artículos de interés).

La cuestión ahora es ¿qué hay después de este importante primer paso? Los saltos al vacío tienen un riesgo grande, sobre todo en sociedades atrasadas en contextos espaciales que no invitan a la modernización política. Y a ello unimos la religión y el carácter estratégico de la zona. A uno le viene a la memoria, en parte y salvando las distancias, la caída sorprendente de Alfonso XIII y la proclamación de la II República. Y es evidente recordar los casos de Argelia e Irán. Todos acabados como el rosario de la aurora. Las cosas no tienen por qué ser igual y cada país musulmán es un mundo diferente. [Actualizo con este artículo que se muestra más optimista]

Estas autocracias no han “preparado” a sus sociedades para un cambio (a diferencia de la España de los 70 muy a su pesar). Este parece que sólo pueda venir, ante la falta de sociedad civil organizada, de los poderes tradicionales (ejército, burocracia), guardianes de un largo proceso de transición (¿como Turquía?). Las tendencias autoritarias serán permanentes sobre todo ahora que algunos toman a China como modelo de un nuevo tipo de desarrollo que no tiene por qué ser democrático (maldito multiculturalismo) y apostar por una vía diferente. [actualizo con Vargas Llosa]

Si la cosa sale mal (fundamentalmente el plano económico y de la corrupción [actualización]) el desencanto puede ser grande (como con los socialismos postindependencia que acabaron derivando en satrapías nacionalistas con Sadat, Asad, Sadam Husein,...). Y la alternativa a estos modelos ya sabemos cuál es. En ese sentido, otra incógnita son los Hermanos Musulmanes, de los que no se sabe muy bien su fuerza ni su programa futuro. [actualización sobre el futuro]

Una nota positiva, explicable en buena medida por el fin de la bipolaridad, ha sido la actitud americana, de una prudencia y equilibrio extremos (apoyo a la democracia pero no rechazo frontal a un viejo aliado), y la ausencia europea (lamentable y en parte entendible por el ejemplo argelino) que han evitado una pronta deriva iraní. No parece así que los egipcios hayan asimilado a Occidente como los sustentadores del sátrapa. Quedan Israel e Irán. La nueva incógnita es cómo evolucionará la política exterior egipcia hasta ahora de la mano de Israel y EE.UU.

Me viene a la cabeza la recientemente estrenada De dioses y hombres. Aunque indirectamente, muestra los efectos frustrados del proceso democratizador argelino que otorgaba el poder a los islamistas, la dura reacción militar (respondida con un suspiro de alivio por los europeos) y la terrible guerra civil de la que se hace eco la película.
Dejo una escena de esta obra en la que sabes lo que va a ocurrir y no por ello dejas de sentir un nudo en el estómago viendo la actitud de estos hombres. Valor y fe que a veces me dan algo de miedo. Los fundamentalismos asustan a cualquiera.