domingo, 6 de enero de 2013

No recuerdo desde Drive sensaciones similares. Esa intensidad, esa forma de ir de la mano del personaje y verlo a la vez desde fuera. Ese estar temiéndote lo peor de forma cada vez más grave y estar pendiente de la hora porque el tiempo no parece sino enfermarlo todo. Y tus síntomas aumentan con los del personaje.  Ese ir subiendo hasta el climax. Ese final apoteósico de belleza, de música y de ambigüedad. Y estás atrapado, perturbado, arrebatado.
Shannon brilla en un personaje hecho para él y donde no sobran ciertos excesos que no me gustan en "Boardwalk Empire". Y ella, discreta al principio, va cobrando fuerza; y acabas siendo ella también.

Lo mejor en bastante tiempo.
 


Y como vamos de cosas buenas, la segunda temporada de Tremé mantiene el tipo y casi diría que mejora musicalmente hablando. Es una gozada sólo por esos retazos musicales que te gustaría que durasen un poco más.

Dos buenos momentos.

Uno de ellos con ese Antoine que crece por momentos y trae a las muchachas locas.
 

Y el otro con una magnífica versión en directo de John Hiatt