jueves, 30 de abril de 2009

Apuntes

Dos interesantes videos sobre temas dispares. La crisis económica y el desembarco de Normandía (tomados de Barcepundit y Libertad digital)



domingo, 19 de abril de 2009

La clase

Empiezo con una frase del último artículo de Muñoz Molina:

El historiador es un falso profeta que vaticina como inevitable lo que pudo muy bien no haber sucedido.





Y continúo con la película francesa La clase. Magnífico retrato de la vida de un profesor de instituto en un distrito de la periferia de París. Una clase repleta de hijos de inmigrantes, desinterés de muchos, voluntarismo del que enseña. Y la vida sigue. En la mejor tradición de otras películas francesas sobre la educación (Tavernier y su famosa Hoy empieza todo (o aquí más a fondo), la casi desconocida Ser y tener de Nicholas Phillibert (aquí más a fondo), Truffaut y su "pequeño salvaje") .

El pequeño salvaje


Hoy empieza todo


Ser y tener


Pequeño reportaje del programa Días de cine sobre la película documental Ser y tener y la educación en el cine. Muy interesante.

Videos tu.tv


En este caso con un realismo casi documental, alejado de los buenismos anteriores que tanto simplifican y dulcifican lo real. Iba yo por ello con recelos, aumentados además ante las chiquilladas de las series patrias sobre institutos. Pero me encuentro con una sorpresa. Es real lo que sucede. Te reconoces, los reconoces. Los problemas, las dificultades, la falta de salida, la salida. Es la vida.

Y emociona el compromiso, el tesón, que ya quisiera uno, de ese profesor que no parece tener otra vida y que en lugar de estar "entre paredes" choca con ellas pero las ablanda , al menos a algunas... parece. No es extraño que el autor de la novela en que se basa la película actúe como profesor.

Se refleja la enorme complejidad de la cuestión educativa: el cambio en chavales que quieren ser adultos sin pagar por ello, la marginación social, las políticas educativas, el trabajo pedagógico,... Todo en el día a día y que un conflicto puntual con un alumno saca a la luz en algo que todos ya saben. ¿Sirve para algo el sistema educativo? Son reveladores momentos como el conteo de silabas en una estrofa que muestran lo obsoleto del sistema (o la lectura para el Antiguo Régimen que plntea el personaje, algo más negativo, del profesor de historia)

Y me sorprende la disciplina de las aulas (en relación al lugar en el que la obra se desarrolla), el intento de mantener una distancia aunque solo sea formal entre profesor-alumno, las diferencias entre los profesores, la pérdida de tiempo en cuestiones aparentemente banales pero básicas en ese día a día (la máquina de café) y que también acaban sin solución. Pero a la vez, y en otro sentido, la presencia de los alumnos a lo largo de toda la sesión de evaluación, el cuaderno de control que llevan en sus carteras,... En fin, el intento de buscar soluciones (abordé recientemente esta problemática a raíz del comentario sobre el libro Panfleto antipedagógico, aquí o aquí, que se puede completar con la recensión sobre varios de estos libros en la Revista de libros donde se da caña al profesorado).

Y es real. No hay demagogía ni buenismo vacío ni buenos contra malos ni verdades absolutas ni final feliz. Nuestro profesor no es un héroe, se equivoca gravemente, duda, se retira, continúa,... Algo que difícilmente veremos en un cine español repleto de moralinas.

La visión patria del tema.


Un acercamiento algo más serio de problemas en los centros. Nada del otro jueves por otro lado. También cine patrio.

domingo, 5 de abril de 2009

Afganistán y las mujeres

Leo en la prensa que parece haberse aprobado una nueva ley en Afganistán que regula la relación entre hombres y mujeres y que -cito el texto crítico de Soledad Gallego- "obliga a las mujeres afganas a pedir permiso a sus maridos para salir de casa y a depender completamente de ellos para poder recibir ayuda médica, educación o buscar trabajo. Tampoco pueden rehusar tener sexo con sus cónyuges." La articulista, indignada por el tema, exige responsabilidades e incluso replantearse la presencia en aquel país. Al parecer, la medida ha sido aprobada por el presidente afgano Karzai para lograr el apoyo de los shiíes.

La cuestión que se me plantea es si debemos imponer, los occidentales, las leyes que consideremos justas y morales en Afganistán al ser nosotros los que militarmente imponemos el orden en parte de ese país. Si se admite esta clara injerencia (mayor aún que la de controlar militarmente el país) no veo problema alguno. Ahora bien, ¿aunque vaya contra el sentir de buena parte de la población?. ¿Se les puede obligar a respetar la Declaración de Derechos Humanos? Aun recuerdo las críticas por el mismo deseo de Bush, aunque pudiera ocultar otros motivos, a la hora de actuar en Irak (no he tenido tiempo de tirar de hemeroteca para ver qué pensaba nuestra articulista). El problema es que si abandonamos a Karzai, muy seguramente, los talibanes se hagan con el poder y las cosas vayan a peor en el sentido ocidental. Los principios y la práctica política, sobre todo a nivel internacional, casan bastante mal. Este buenismo europeo que parece anteponer los principios está sometido, sin embargo, al pragmatismo norteamericano que es, al final, el que actúa.

Doña Soledad dice que es inaceptable el asunto e incluso parece sugerir una salida española del país. No sabemos si escribe como moralista o periodista experta en análisis internacionales. Y lo curioso es que se nos queda ahí. No va más allá, tal vez no le interese. ¿Sugiere condicionar la ayuda a Karzai a cambio de retirar la Ley?, ¿y en caso de no aceptar éste? ¿Es consciente de lo que significa la salida de los occidentales del país?, ¿por qué no afirma abiertamente que hay que obligarles a imponer lo que creemos que es justo y extender el modelo occidental al mundo incluso por la fuerza? Quedan muy bien las palabras cuando no cuesta trabajo pronunciarlas ni tienen mayor trascendencia.

viernes, 3 de abril de 2009

Bacon visitado

Muy interesante la exposición dedicada a Bacon. Completa, con obras de nivel que permiten un recorrido a lo largo de su trayectoria, con material anexo que permite avanzar algo más en su comprensión. A pesar de ello me quedan las dudas de este personaje que parece un dandy revoltosillo en las fotos y que, en cambio, muestra seres atormentados, terribles, solos frente a su existencia, en sus obras. Algo oscuro tras esas fotos.
También creo que, como ocurre con la mayoría de artistas, la autoimitación, la repetición de modelos acabó siendo una constante. Sólo hay que ver las obras de los últimos años. Más grandes, más coloristas pero con menos fuerza a excepción del tríptico de Dyer. La originalidad es muy difícil de mantener y, en el siglo XX, tal vez sólo Picasso la consiguió eludir.



Aparecen dos o tres tipos cagando en algunos paneles. Me resultan de lo más interesantes (morbo seguramente) por el punto de vista (la taza suele estar contra una pared y estamos esperando a ser fusilados. Sólo se nos ve de frente) y el retorcimiento, diríase la "descomposición", del personaje (un reciente artículo de Félix de Azúa se mofaba de estas cuestiones). Y qué decir de ese fondo negro. Si al menos hubiera sido marrón.