sábado, 31 de marzo de 2012

Churchill

Pragmatismo en estado puro. Los límites y sus riesgos. Saber fijar un dique y, a partir de aquí, la marea que lo lleva a uno. El objetivo siempre es arribar el barco a puerto en las mejores condiciones.

Leo hoy en Zarzalejos, a propósito de las idas y venidas de nuestro actual gobierno, unas palabras de Churchill: “a menudo me he tenido que comer mis palabras y he descubierto que eran una dieta equilibrada”

Una buena receta para dogmáticos. No hay nada peor que saber lo que alguien va a opinar sobre lo que sea antes de que abra la boca. Esa especie de libro cerrado que uno lleva incorporado. Sólo necesita consultar el capítulo correspondiente. No necesita leer. Es gente feliz, convencida de sus verdades, y que se siente superior moralmente al contrario, concebido bien como un pobre hombre engañado por las fuerzas del mal bien como un ser perverso poco digno de pertenecer al género humano. Sin términos medios.

viernes, 30 de marzo de 2012

Huelgas

Complicada la situación. Complicada la actitud a tomar ante las medidas que se vienen aprobando.

Cabe una cierta resignación, que algunos llamarían aceptación de la realidad. No queda otra. El país está al borde del impago, necesitamos de otros y estos nos exigen alguien en quien creer. Debemos demostrarlo y eso exige acabar con la fiesta de la última década. Cualquiera reconoce el derroche. Todos querían/queríamos tener de aquello. Hoy nadie se lo atribuye. Están los políticos. Junto con los banqueros son como los niños en una casa, responsables de cualquier tropelía.

Cabe indignarse y defender unos derechos que se están recortando en todos los sentidos. La reforma laboral es un claro ejemplo. Las tijeras en los servicios sociales. Hay que movilizarse. El ciudadano no es responsable de nada y por tanto -dice- no debe cargar con nada. El problema es que existe la realidad y formamos parte de ella. Resistencia a cualquier precio ¿No se puede retroceder en derechos sociales o económicos aun a pesar de la realidad? El problema es el límite. Tan impreciso como el Bautista de Leonardo.



Y en la fiesta tenemos invitados. Unos casi cadáveres han resucitado (las campanas de Jericó tocadas desde Sevilla). Y el cainismo se fortalece, es una especialidad de la casa. Los que piden sacrificios, hace unos meses se negaron a apoyar a aquel que los empezaba por fin a exigir. Ahora el caldo ha cambiado de dueño pero la situación es la misma. Papeles intercambiados. Irresponsabilidad. Y al margen, siempre con los cuchillos preparados, unos personajes que tienen mucho del pasado, realmente siguen en la historia, listos para el carroñeo. Dulcinistas cuyo oficio es destruir hasta alcanzar la Arcadia deseada. Viven de la negación y del mito, de la amenaza y del victimismo.

Años duros por delante. Se probó el néctar. Es difícil olvidarlo. Y luego esos vende-libros dispuestos a colocarnos una novelita rosa como si fuera Shakespeare. Lo que hace la desesperación. Y el dogma.

De momento se aguanta con criterio. No sé si será la desgana que antecede a la desesperación.

lunes, 12 de marzo de 2012

Lamento della ninfa

Hay algo de lamento y de erotismo contenido

jueves, 1 de marzo de 2012

Drive

Ha ganado The artist. No me pareció mal. Tiene su mérito en la aparente sencillez.

Sin embargo, de todo lo visto este año que recuerde (y aún pendiente Nader y Simin) y que ha sido bastante, me quedo con Drive. Sería el momento. Y eso que cuando veo al actor principal temo lo peor. Enseguida desaparece esa sensación. Resulta enigmático, oscuro, intenso, arrebatador, arriesgado, ingenuo... Podría seguir pero refleja lo que es la película. Te la tragas sin sentir, enganchado a una trama seca, fría aparentemente, descarnada y plena de violencia y amor. Instintivamente a veces te pasa por la cabeza que estás viendo una película enorme. Así es. Llevaba tiempo sin ver algo así.

A destacar una escena. La del ascensor. Origen y final de lo que no podrá ser.




La música es otra de sus grandes bazas. Una banda sonora hipnótica donde destacan unos éxitos tecno de los de aire antiguo que casan con la peli, fríos, metálicos, imperturbables, como el protagonista, y sólo rotos por unas voces femeninas que tienen su reflejo en la chica del film.