sábado, 23 de febrero de 2008

Kosovo



Da un poco de miedo entrar en el polvorín kosovar y balcánico en general. De alguna forma es la culminación del proceso de desintegración de la Yugoslavia nacida tras la I Guerra Mundial (una visión muy particular) y que tuvo su inicio, tras la caída de los regímenes comunistas, en 1991 con el inicio de las "guerras yugoslavas".
La actitud de la Unión Europea, y en concreto de países como Alemania y Francia, deseosos de aumentar su influencia en nuevos territorios, animó las ansias independentistas en esta zona. Ahora repiten jugada tratando de reducir el poder serbio e, indirectamente, la influencia rusa en la zona. Se acepta un hecho ilegal desde el punto de vista del derecho internacional como ya ocurriera con los bombardeos de la OTAN. El gobierno español justifica el rechazo al reconocimiento desde esta perspectiva relacionándolo con la ilegalidad de la guerra de Iraq, aunque el mismo partido estuvo a favor de los bombardeos (una crítica a los mismos). Francesc Carreras se encuentra en esta visión.
Estos hechos pueden ser observados también desde otro punto de vista. La actitud del gobierno respondería a evitar el efecto contagio hacia el problema nacionalista interno. Estos se han apresurado a decirnos que Kosovo marca el camino de la historia. A nivel balcánico, la situación podía seguir siendo de facto aunque no de derecho, es decir, Kosovo era de facto un territorio al margen del control de Serbia. ¿Era lógico que esto siguiera siendo así? Se podría haber negociado con Serbia una salida más honorable y haber buscado una solución para la minoría serbia de Kosovo (se ha producido la huida de buena parte de la comunidad serbia de Kosovo). El proceso debería haber sido más lento pero los resultados finales hubieran sido los mismos. Una solución a la bosnia podría haber sido otra respuesta temporal. Como dice Juan Garrigues pocas opciones más se planteaban.
Mis simpatías aparecen repartidas si realizamos un análisis de los hechos. Se puede ver a Serbia como una víctima de la "comunidad internacional", con la que se ha cometido una ilegalidad, pero era evidente que, hasta hace unos años, Kosovo lo fue de Serbia y dejó de serlo gracias a la misma "comunidad internacional" (de no ser por los bombardeos Serbia hubiera machacado a los kosovares). Esta se ha dejado llevar por el "más débil".
Las comparaciones que, en un momento, se nos ocurren son muchas: Turquía en su relación con los Kurdos, los problemas nacionalistas en las ex-repúblicas soviéticas, ¿el caso español?,...

El gran triunfador final ha sido, una vez más, el nacionalismo, tanto en Kosovo como en Serbia, que parecía iniciar un proceso de moderación.

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