martes, 30 de septiembre de 2008

Congresistas

Me llama la atención las menciones a la debilidad del gobierno de Bush, incapaz de "obligar" a los congresistas republicanos a apoyar su plan de salvamento de Wall Street. La independencia de criterio de cada congresista (imagino que a la vez "presionado" por todo tipo de intereses) contrasta con el servilismo de los congresistas patrios que casi siempre, fielmente, votan lo que sus jefes les dicen e incluso lo justifican con entusiasmo.
Democracia de opereta en la que el poder ejecutivo es legislativo y, a la vez (recordamos el escándalo en los nombramientos de los altos tribunales del Estado), judicial. A los excelsos defensores de nuestra democracia, siempre críticos con las formas norteamericanas, no los oiremos hacer mención de nada de esto. Estos políticos no son personas independientes y con criterio. Son meros autómatas al servicio de los núcleos de poder del partido.
Es evidente que la independencia de criterio provocaría frecuentes situaciones como la que, actualmente, se vive en EE.UU. y que las "dictaduras de los partidos" son remedios cuando la ciudadanía no es tal o aparece politizada y dogmatizada hasta niveles de infantilización.

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