martes, 18 de marzo de 2008

Chiquilicuatre



El fenómeno de estos meses (pasará pronto), el héroe de la cultura popular, de los gustos del público, del humor, de lo chabacano elevado a los altares de lo serio,...
Leo un artículo de José Ángel Mañas en el que defiende el fenómeno por ser un ataque al supuesto buen gusto. Eleva incluso dicho fenómeno comparándolo con Duchamp y su Monna Lisa con bigote.
Uno que está de vuelta de estas modernidades rompedoras (dan vergüenza ajena las actualizaciones de los clásicos a partir de su destrozo, perfomances que son catalogadas como arte por los gurús de este gusto no ya tan alternativo) como del supuesto buen gusto conservador (Dadá ocurrió hace mucho tiempo), no trata de valorar a Chiquilicuatre por lo que supone, un ataque a un certamen agonizante, cuasi amañado, en caída libre sino porque, a pesar de ello, dicho certamen sigue siendo una plataforma, cada vez menor es cierto, para que artistas que están empezando puedan tener una mínima plataforma de arranque. Ahí es donde creo que está la gravedad del tema. Se ha bloqueado a un chaval que aspiraba a iniciar una carrera a cambio de un bufón que sacará un dinerillo extra sin llegar la cosa a mayores.
Estoy seguro de que al susodicho Mañas no le gustaría que los premios a los que se presenta fueran ganados por iletrados que escriben cuatro paridas significando esto un ataque al buen gusto y un ejemplo de democracia popular.



Da un poco de lástima que se siga manejando el criterio del buen gusto o del mal gusto rupturista para vender o promocionar algo. Ha pasado un siglo desde las vanguardias y parece que nos movemos en los mismos esquemas. Warhol sería feliz.

Esto sí fue innovador. Incluso lo sigue siendo hoy en día (la música no es la original)

1 comentario:

Anónimo dijo...

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