jueves, 1 de noviembre de 2007

11 M


Como me encuentro un poco cansado de este tema, inserto unas anotaciones del blog de Arcadi y de uno de sus mensajes:


1. Hasta la tarde del 11 de marzo toda la clase política española creía que Eta había sido la autora de la matanza de Madrid. El síndrome de Omagh o la acción de una fracción disidente eran las explicaciones más comunes a un atentado que se diferenciaba de todos los otros cometidos por el grupo terrorista. Arnaldo Otegi fue la única excepción: por la mañana ya habló de grupos islámicos.

2. El presidente Aznar cometió un grave error al no reunir a los dirigentes políticos tras el atentado para formalizar una respuesta y un icono común. La situación era excepcional por el número de víctimas y la circunstancia preelectoral. El candidato Rajoy se equivocó también gravemente al manifestar en plena jornada de reflexión su convicción moral de que Eta era la autora de la matanza. Grave igualmente fue la actuación del líder de la oposición Rodríguez Zapatero, que no desautorizó radical, pública y tajantemente las manifestaciones ilegales del día de reflexión (cuyo radio de acción contribuyeron a expandir muchos medios informativos privados y públicos), y que permitió declarar a su segundo Rubalcaba que los españoles se merecían un gobierno que no les mintiera.

3. El gobierno no ocultó ningún dato a la opinión pública e informó con puntualidad de las investigaciones, incluido el temprano hallazgo de una furgoneta con versículos coránicos, cuya publicidad introdujo un cambio decisivo en la opinión pública. Para su desgracia el gobierno siguió insistiendo en la hipótesis etarra sólo a partir de meros antecedentes y despreciando el peso de los hechos que él mismo iba narrando. Una gran parte de ciudadanos no sólo no le siguieron en esa insistencia sino que pensaron que el gobierno trataba de engañarles.

4. No hay ninguna evidencia de que los terroristas planeasen un cambio electoral en España a través de la matanza. Tampoco que la participación española en la invasión de Irak decidiera a sus autores el llevarla a cabo.

5. No hay todavía estudios fiables sobre el número de personas que decidieron cambiar su prevista actitud electoral entre el 11 y el 14 de marzo. Sí parece que entre esos días muchos abstencionistas potenciales decidieron votar. Pero se ignora a qué partido.

(31 de marzo de 2005) Arcadi Espada



[48] Publicado por APOLINAR | Noviembre 1, 2007 1:18 PM
APOLINAR:

“El conspirativo acepta muy mal la casualidad. [...] El darwinismo le saca de quicio porque integra perfectamente la casualidad”
“El conspirativo, siempre un creacionista, dice que la vida no puede ser casual y coloca a dios en el trono”
(Arcadi Espada, El terrorismo y sus etiquetas)

Puestos a buscar un trasfondo filosófico a las teorías conspirativas, no me parece que quienes las aceptan y divulgan sean anti-darwinistas o creacionistas. Tienen, más bien, algo de hegelianos: todo lo real es racional. Por fuerza, todo hecho ha de responder a una razón que dé cuenta de él y lo integre en un sistema. De manera que, por principio, cualquier conducta irracional de los agentes de policía, de los terroristas o de los políticos ha de quedar excluida de la explicación de lo que ocurrió; cualquier acontecimiento que no encaje armónicamente en un todo coherente ha de ser reinterpretado hasta que, por fin, pueda formar parte de un sistema racional. Así, no sólo la casualidad sino también la estupidez, el olvido o la inconsciencia han de quedar erradicados del curso de los hechos, que no puede ser otro que el devenir de la razón. Si alguna pulsión filosófica anima a las teorías conspirativas, yo creo que es el hegelianismo y no el creacionismo. (Por otro lado, el propio Darwin tampoco escapaba a cierta afección hegeliana: no podía admitir que Dios hubiera creado una naturaleza cruel, así que diluyó la crueldad de la naturaleza en un proceso de selección que hiciera evolucionar a las especies haciéndolas congruentes con su entorno, proporcionando así un aspecto más presentable y racional a la naturaleza.)
Con todo, hay serias dudas de que la pulsión conspirativa necesite el sustento de alguna tesis filosófica concreta. Dadas las circunstancias que rodean al atentado, bastan las frases “Aznar tuvo la culpa” y “el Gobierno mintió descaradamente” para que inevitablemente emerjan todo tipo de teorías alternativas a la que sostiene quien enuncia tales frases.


Este último mensaje espero que sirva para que el estudio de la filosofía se vea como algo más productivo que una simple nota en el boletín

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