La primera recomendación vuelve a tener como centro Madrid y sus museos. A la, todavía abierta, exposición dedicada a la pintura alemana renacentista se une ahora otra en el museo del Prado dedicada a Velázquez. La estrella de la exposición es, una vez más, la Venus del espejo que llega desde la National Gallery de Londres, y que es una de sus pocas obras maestras que están fuera de España junto con el retrato del Papa Inocencio X o el de Juan Pareja. El objetivo de la exposición es abordar la faceta de Velázquez como narrador de historias, bien religiosas bien mitológicas.
Los museos se han transformado en partícipes del arte-espectáculo donde el evento, los nombres, las cifras tienen más valor que la propia exposición en sí. Esta es, cada vez menos, una oportunidad de conocer mejor una obra y más un acto social al que acudir. De cualquier forma, siempre provocará visitas de personas que, bajo otras circunstancias, nunca hubieran aparecido por la zona. Conozco mucha gente que apenas visita el Prado pero que, seguramente, lo hará con esta exposición a pesar de que el grueso de las obras está expuesta de forma permanente en el mismo. Acto social.
Finalmente mencionar la obra excepcional de uno de mis pintores preferidos y que ha sido prestada por la Galleria Broghese para la exposición: Joven con cesta de frutas de Caravaggio.
La segunda recomendación es una película, Once. Un filme menor si se quiere, que narra una historia sencilla, intrascendente, de esas en las que no ocurre gran cosa, y en la que una música maravillosa tiene un protagonismo destacado. Premio del público en Sundance (2007), será difícil que no quieras oír sus canciones (sencillas, parecidas, como la misma película). Sus protagonistas son pareja musical en la vida real y eso se nota en el film.
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